CRÍTICA

'Dune' es una épica y descomunal travesía por un desierto... ¿sin vida?

Denis Villeneuve dirige esta nueva adaptación de la obra de Frank Herbet, una experiencia cinematográfica sensorial con la que es difícil desarrollar una conexión emocional si no eres devoto del material original.

Por Javier Pérez Martín 8 de Septiembre 2021 | 15:02

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El protagonista de 'Dune' tiene sueños premonitorios que le muestran cuál será su destino. Igual que él, habrá una gran parte del público de la película que entre a la sala de cine sabiendo lo que va a ocurrir en las siguientes dos horas y media: ya saben qué historia les van a contar, cómo deben contársela y qué van a sentir y opinar al respecto.

'Dune'

Estas expectativas grabadas sobre piedra son el resultado de una conjunción de precedentes. Por una parte está la novela de Frank Herbert, que, como todas las grandes obras de la ciencia ficción, se ha convertido en una especie de religión para sus fanáticos. Luego está la película de David Lynch de 1984, una adaptación fallida pero icónica que inevitablemente ha alcanzado estatus de culto. Y también hay que tener en cuenta la figura del director, Denis Villeneuve, al que buena parte de la cinefilia ha colocado en un altar después de un puñado de películas ('Prisioneros', 'Sicario', 'La llegada') consideradas clásicos contemporáneos incontestables. Más que una película, 'Dune' es la encarnación de la santa trinidad.

Teniendo en cuenta todo esto y la campaña de promoción, que ha subrayado que esto es una gran experiencia cinematográfica y una adaptación fiel, rigurosa y respetuosa de una obra sesuda y compleja, es difícil enfrentarse a esta propuesta sin ideas preconcebidas. Para los fieles, es la llegada del esperado mesías. Los ateos, sin embargo, es improbable que salgan de la sala como conversos.

Para quienes no lo conozcan, esta es la historia de Paul (Timothée Chalamet), el joven heredero de la casa Atreides, una de las familias nobles que forman el Imperio Galáctico Padishah en el año 10.191. El emperador, sintiéndose amenazado por el creciente poder de los Atreides, les ordena establecerse en Arrakis, un planeta desértico del que se extrae la Especia, el carburante necesario para viajar por el espacio. Los nobles y diligentes Atreides, a las órdenes del patriarca Leto (Oscar Isaac), obedecen a pesar de saber que se están introduciendo en una situación estratégica y diplomática comprometida. Pronto verán que es una trampa orquestada para que la casa de los Harkonnen ataque Arrakis y extermine a los Atreides.

'Dune'

Si a alguien le parece que esto es 'Game of Thrones' en el espacio (y que los sufridos Atreides son los Stark) es porque George R.R. Martin se inspiró en 'Dune', entre otras cosas, para escribir su saga literaria. La alegoría de la opresión colonialista ya estaba en la obra de Herbert, por lo que no es nueva, pero sigue siendo interesante e incluso resuena de forma distinta con los últimos acontecimientos vividos tras la salida de las tropas estadounidenses de Afganistán.

Partiendo de un guion co-escrito con Jon Spaihts y Eric Roth, Villeneuve, declarado fan de las novelas, hace una adaptación muy pegada al material original. De hecho coincide en muchos puntos con la película de Lynch y hay varias escenas que parecen estar rodadas a partir del mismo guion. Queriendo introducir todos los personajes y conflictos y la mitología creada por Herbert, el director canadiense es incapaz de evitar caer en la sobreeexposición: la primera mitad de la película, que a su vez abarca solo la mitad de la primera novela, está llena de largos diálogos y voces en off que lo explican todo y que probablemente aburran y espanten a todo el que busque un entretenimiento ligero.

Aunque eso no quiere decir que la película no haga concesiones: no hay ambigüedad alguna en 'Dune', una película en la que los personajes explican todas sus acciones mientras las llevan a cabo, ni violencia explícita, con la esperanza de poder llegar al mayor espectro de edades en el público.

'Dune'

Se da así una extraña mezcla de cine de autor y relato palomitero, porque, igual que hizo con 'Blade Runner 2049', Villeneuve construye una propuesta única: 'Dune' es un espectáculo visual, sonoro y casi sensorial y a la vez un drama contemplativo. Una rareza en cuanto a que es una superproducción que no está obsesionada con entretener (aunque sí con ser clara y accesible) ni tiene un ritmo frenético. Warner Bros. parece profesar una confianza ciega en él igual que la que tiene en Christopher Nolan y tuvo durante un tiempo en Zack Snyder: todos ellos son autores con visiones muy personales que pretenden conectar con el gran público. También tienen en común un acercamiento a la fantasía taciturno, serio e incluso deprimente. Son el antiMarvel en una época en la que Hollywood parece haber dejado de creer en el público adulto.

Un apabullante espectáculo sin emoción

Es cierto que es apabullante, tanto en sus imágenes inmensas, planos generales de edificios señoriales y paisajes gigantescos, como en su rimbombante diseño sonoro. La banda sonora de Hans Zimmer, experto en música explosiva y estremecedora, alcanza nuevas cuotas de espectacularidad.

De hecho 'Dune' exige cierta resistencia por parte del espectador: la ausencia de momentos que aligeren la tensión, en alto durante la mayor parte del metraje, puede resultar agotadora. Y eso también afecta a la conexión emocional con los personajes. Para un espectador que llegue de nuevas y no se deje llevar por el Nirvana sensorial que pretende crear Villeneuve, 'Dune' le parecerá la historia de un montón de gente mustia y apesadumbrada sin personalidad ni carisma.

Ya hay quienes dicen que esta es la 'El Señor de los Anillos' de su generación, pero esa comparación olvida la maña que tuvo Peter Jackson para hacer que nos enamorásemos de sus personajes. Es imposible sentir nada por la gente que pasea por la pantalla en 'Dune' porque todos ellos se ven aplastados por un relato colosal y falto de humanidad: se les siente lejanos e inaccesibles. Chalamet vuelve a repetir los mismos manierismos que ya hemos visto en títulos como 'Llámame por tu nombre', 'Mujercitas' y 'Beautiful Boy' formando un Paul Atreides que parece simplemente un niñato con falta de azúcar. Zendaya interpreta solo a la sombra de un personaje durante la mayor parte del metraje, y poco más tiempo aparecen Dave Bautista y Javier Bardem. Oscar Isaac cumple con el papel arquetípico de figura paterna idealizada. Los mejor aprovechados son Rebecca Ferguson, cuya mezcla de madre y bruja (mejor dicho, Bene Gesserit) es el personaje más interesante, Jason Momoa que desprende carisma con pocas escenas y Stellan Skarsgård, un villano fascinante cuya primera aparición recuerda al coronel Kurtz de Marlon Brando en 'Apocalypse Now'.

'Dune'

'Dune' es épica, abrumadora y descomunal pero le falta el encanto que tenían los diseños camp y comiqueros de David Lynch. Este es un acercamiento que elige ser mucho más intenso y grave, y como tal no deja espacio para sorpresas o salidas de tono. Su travesía por el desierto puede ser reveladora para los fervorosos feligreses pero habrá muchos que salgan de ella con la sensación de que no hay vida entre esas dunas.

Nota: 7

Lo mejor: El espectáculo sensorial que propone Denis Villeneuve

Lo peor: La falta de conexión emocional y humana con su historia o sus personajes