Antes y ahora de los protagonistas de 'El joven manos de tijera'

Jim, el novio de Kim. Entonces 22, ahora 47. Su personaje en 'Eduardo manostijeras' supuso un intento de cambio de rumbo en su carrera. Interpretar al villano, al personaje antipático, implicaba un giro con respecto a sus papeles de los ochenta, predominantemente comedias juveniles entonces de moda, como 'Dieciséis velas' (1984), 'La mujer explosiva' (1985) y 'El club de los cinco' (1985), todas de John Hughes. Pero también pretendía revitalizar una carrera que parecía en situación crítica, tras tropezones como su intento de dar el salto al thriller con 'Fuera de límites' (1986) o, sobre todo, 'Johnny superstar' (1988). De hecho, había estado ausente de las pantallas durante dos años enfrentándose a su alcoholismo. Pero no logró recuperar aquella efímera popularidad. Durante los noventa transitó en películas de bajo presupuesto, y abandonó esa zona de sombras de vez en cuando, en 'Seis grados de separación' (1993), como secundario de Will Smith, o encarnando a Bill Gates en 'Piratas de Silicon Valley' (1999). Alcanzó notable popularidad con la serie 'La zona muerta' (2002-2007), adaptación de la obra de Stephen King. Pero desde entonces ha vuelto a la zona de sombras, con algunos papeles secundarios en 'El Caballero Oscuro' (2008) o 'Foxcatcher' (2014) o interpretando al villano de la tercera temporada de 'Warehouse 13' (2011). Ahora coprotagoniza 'War Machine' junto a Brad Pitt.

Eduardo. Entonces 27, ahora 52. Realizó el abordaje del estrellato con su singular caracterización del Capitán Jack Sparrow, ese pirata que parece que murmura al cuello de la camisa sin mover casi los labios, y agolpa las frases como si estuviera en permanente trance dopado. Una extravagancia injertada en un anodino y convencional reciclaje de las películas de piratas. La franquicia es su personaje. Afortunadamente, la tercera de las cuatro (y una quinta en el horizonte) entregas de 'Piratas del Caribe' sí logró empaparse de su ingeniosa excentricidad. Hay quienes consideraron que suponía una adulteración de esa excentricidad que caracterizaba hasta entonces al actor en la elección de sus proyectos, casi siempre en escala de producción de bajo presupuesto, con pedigree de actor de películas de prestigio, por su director o por la calidad del proyecto. Después, se le ha acusado de convertirse en un adicto al disfraz, a la caracterización en la que resulta irreconocible, y tendente a un filtrado menos riguroso de los proyectos que elige, ya en general de elevado presupuesto. De algún modo, las acusaciones no difieren del rechazo que Tim Burton ha sufrido en está última década. Ambos son despreciados por algunos como banalizadas fotocopias de lo que representaron.

Había debutado en 'Pesadilla en Elm Street' (1984), donde era rebanado por un asesino sobrenatural cuyas manos eran cuchillas, Freddy Kruger, y demostró con un personaje con tijeras en sus manos, 'Eduardo Manostijeras', que podía ser un buen actor, y no sólo un atractivo rostro juvenil para empapelar carpetas, gracias a la serie que había protagonizado, 'Nuevos policías' (1987), o 'Cry Baby (El lágrima)' (1990), aunque su intervención como secundario en 'Platoon' (1986) había pasado más desapercibida. Depp certificaría sus cualidades interpretativas a la vez que consolidaba esa imagen actoral de chico singular y sensible, como demostró en '¿A quién ama Gilbert Grape?' (1993), que podía ser un tanto extraño o peculiar, como en 'Benny y Joon' (1993). Al fin y al cabo era la correspondencia actoral de Tim Burton, con quien volvió a colaborar en 'Ed Wood' (1994) o 'Sleepy Hollow' (1999). Afianzó una imagen de actor al que no le importaba el éxito sino la calidad del material o el nombre del director, como fueron los casos de 'Arizona dream (1993), de Emir Kusturica, 'Dead Man' (1995), de Jim Jarmusch o 'La novena puerta' (1999), de Roman Polanski. Aunque tampoco le hacía ascos al género del thriller, como en 'A la hora señalada' (1995), 'Donnie Brasco' (1997), quizá su mejor interpretación, o 'Blow' (2000), y el terror en 'La cara del terror' (1999), 'Desde el infierno' (2001) o 'La ventana secreta' (2004). Pese a las acusaciones de acomodarse a los juegos de caracterización cual Mortadelo de carne y hueso, fueron excelentes sus interpretaciones en 'El libertino' (2004), 'Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet' (2007) y 'El llanero solitario' (2012), que resulta más estimable de lo que se consideró en su momento. Y sin adición de postizos, en las notables 'Descubriendo Nunca Jamás' (2004) o 'Enemigos públicos' (2010). Por si hacía falta, recordar cuán gran actor, en 'Black Mass: Estrictamente criminal' (2015), aun caracterizado, entrega una de las más grandes interpretaciones de los últimos años. Crea su personaje a través de la mirada. Una mirada que fulmina, pero que también transparenta quedamente su dolor con las pérdidas.

Peg, la madre de Kim y vendedora de Avon. Entonces 42, hoy 67. Había ganado ya su primer Oscar a la mejor actriz secundaria con una película de Woody Allen, 'Hannah y sus hermanas' (1987), y lo ganaría con otra, 'Balas sobre Broadway' (1995). Con Allen la colaboración había sido frecuente, también en 'La rosa púrpura del Cairo' (1985), 'Septiembre' (1987) o 'Días de radio' (1987). Había participado en 'Footloose' (1984), 'Jóvenes ocultos' (1987) o 'Noches de neón' (1988) o 'Mi rebelde Cookie' (1989). Fue nominada al Oscar a la mejor actriz secundaria por 'Dulce hogar...¡a veces!' (1989). Durante la década de los noventa seguiría siendo una secundaria de lujo en obras como 'El pequeño Tate' (1991), 'La jaula de las locas' (1996) o 'El hombre que susurraba a los caballos', o en la siguiente, en 'Yo soy Sam' (2001) o 'Como la vida misma' (2007), aunque en este siglo es en la televisión donde ha conseguido sus más notorios reconocimientos, tanto con 'Ley y Orden' (2000-2002), como con 'En tratamiento' (2008), por la que ganaría un Emmy. Últimamente, se le ha podido ver en 'Rabbit Hole' (2010), con Nicole Kidman o 'La sombra del actor' (2014), junto a Al Pacino.

Kim. Entonces 19, hoy 44. El personaje de la resentida bailarina forzada al retiro en 'Cisne negro' (2010), no dejaba de ser un cierto reflejo, o quizá ajuste de cuentas, con la deriva de su carrera desde que en el 2001 fuera arrestada acusada de robo de ropa y accesorios. Tras despuntar con 'Bitelchus' (1988), 'Escuela de jóvenes asesinos' (1989), 'Gran bola de fuego' (1989) o 'Sirenas' (1990), durante los noventa alcanzó la condición de estrella, en especial con 'Drácula de Bram Stoker' (1992), además de convertirse en icono de una generación (la X), con 'Reality bites (Bocados de realidad)' (2004). Abocada durante unos años a los personajes de época, con cierta aura romántica suave y delicada, como en 'La edad de la inocencia' (1993), 'Mujercitas' (1994) o 'El crisol' (1997), intentó romper con esa imagen en 'Celebrity' (1997), 'Alien resurrección' (1997), o 'Inocencia interrumpida' (1999). Aunque su principal éxito sería con otra película de suave corte romántico, 'Otoño en Nueva York' (2000). Y en cambio fue un fracaso su incursión en el terror con 'Poseídos' (2000). Entre el 2001 y el 2005 no frecuentaría mucho las pantallas. No pudo interpretar, por tema de seguros tras sus problemas con la ley, como también fue el caso de Robert Downey Jr., 'Melinda y Melinda' (2004). Poco a poco, ha ido recuperando su carrera, de nuevo integrándose en la industria, aunque aún no en proyectos de gran escala, o sin conseguir grandes personajes. Aunque brilla notablemente en la excelente serie de David Simon, 'Show me a Hero' (2015), y fue muy bien recibida en Sundance 'Experimenter' (2015).