CRÍTICA

'Jigsaw: El juego continúa': Una tortura de película con un mensaje muy peligroso que no deberíamos ignorar

Los hermanos Spierig dirigen la octava entrega de una saga seguida por adolescentes en todo el mundo. ¿Qué mensaje esconde la figura de Jigsaw para sus fans?

Por Javier Pérez Martín 22 de Noviembre 2017 | 17:37

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Es fácil situarse, como espectador y como crítico, por encima de 'Jigsaw: El juego continúa'. Es la octava entrega de una saga que lleva una década dando alegrías en las taquillas y disgustos a los pocos que fueran al cine esperando una película mínimamente interesante. De hecho, este tipo de producciones están hechas para eso, para que el espectador se sienta más inteligente que alguien, adivinando giros y mofándose de los clichés y los errores.

'Jigsaw: El juego continúa'

Titulada en su original 'Jigsaw', en España no han querido que los más despistados se confundan: esta es la ocho de 'Saw'. ¿Qué hay de nuevo? Prácticamente nada, la escaleta se sigue tal y como está mandado. Un grupo de individuos despiertan encadenados y aturdidos quién sabe dónde. Unas cuchillas empiezan a girar mientras las cadenas les arrastran hacia ellas. Una voz les dice que una pequeña ofrenda de sangre les salvará. Es el primero de una serie de "juegos" en los que se verán obligados a participar mientras descubren por qué razón han sido elegidos por esta especie de dios psicópata, con la esperanza de que puedan salir vivos de ahí. Porque como dice la chica lista de turno, aventajada alumna de la manada, "los juegos se pueden ganar".

Mientras tanto, una trama policíaca que ocurre paralelamente en el exterior hará preguntarse a un grupo de detectives y forenses: ¿quién está cometiendo crímenes en nombre de John Kramer, el asesino en serie conocido como Jigsaw que murió hace años?

Dirigen los hermanos Peter y Michael Spierig ('Predestination') con un guión de Pete Goldfinger y Josh Stolberg ('Piraña 3D' y 'Piraña 3D 2'). Pero da bastante igual quién esté detrás de esta historia, que se dedica a retorcer un poquito más el ya bastante desgastado chicle que masticó hace 13 años James Wan. La primera 'Saw' no era muy buena, pero sí era nueva. 'Jigsaw: El juego continúa' no tiene nada de eso.

'Jigsaw: El juego continúa'

Ni siquiera las diferentes torturas son lo suficientemente originales o macabras como para darle un sentido a una nueva entrega, aunque es probable que los fans que han disfrutado de siete películas antes de esta tengan suficiente.

Los demás no sabemos qué es peor tortura: cuando los personajes son mutilados y asesinados de formas supuestamente inesperadas y sorprendentes o cuando hablan entre ellos. Frases rocambolescas como "que uno esté muerto no significa que no tenga voz" son escupidas sin ningún tipo de credibilidad por actores que saben que están interpretando al cliché de un cliché, no a personajes reales.

El detective medio imbécil medio corrupto (Callum Keith Rennie, 'Battlestar Galactica'), el secuestrado impertinente y egoísta que sobrevivirá mucho más tiempo de lo que todos desearíamos (Paul Braunstein), la cautiva avispada que hará avanzar la trama (Laura Vandervoort) y mis preferidos: dos forenses (y claramente modelos a tiempo parcial), Matt Passmore y Hannah Anderson, las versiones guapas y sin talento de Jeremy Renner y Amy Adams respectivamente.

'Jigsaw: El juego continúa'

En definitiva, una película que no pretende ser lo que no es (por suerte o por desgracia) y que echa mano de pereza para no tener que innovar ni aportar algo diferente. Como mucho, hay un giro de guion a lo 'Lost' que no es absolutamente predecible. Pero el conjunto nos hace preguntarnos: ¿hasta cuándo seguirán torturándonos con más entregas de esta saga?

Jigsaw, ídolo de masas

Como decíamos, es muy fácil ponerse por encima de una película como esta. Cometemos el error de despreciar el trabajo de todo un equipo que, al menos, ha sacado adelante un producto de entretenimiento coherente. Eso no es poco.

Sin embargo, hay un fondo que acompaña a la saga 'Saw', casi desde el principio, que no deberíamos estar pasando por alto. En Youtube, la segunda casa de millones de adolescentes alrededor del mundo, abundan los vídeos hechos por fans dedicados a la figura de Jigsaw. El asesino y su característico muñeco se han convertido en un icono a la altura de la máscara de 'V de Vendetta'.

No es difícil entender la fascinación que alguien pueda sentir por este personaje. Humanizado a lo largo de varias películas, John Kramer no es simplemente un psicópata. Es un hombre muy inteligente y con un sentido propio de la justicia, que cree estar aplicando sobre sus víctimas. El problema es que la propia saga parece estar de acuerdo con él, algo que se puede ver claramente en el desenlace de 'Jigsaw: El juego continúa'.

'Jigsaw: El juego continúa'

Lo que hace el guion de Goldfinger y Stolberg es plantear la idea de que todos somos capaces de lo peor, pero a la vez nos distancia de las "víctimas" de la película, que acaban confesando crímenes tan crueles que nos hacen pensar que se merecen el castigo (la tortura) que reciben.

Es una tesis peligrosa porque justifica conceptos como la pena de muerte o el tomarnos la justicia por nuestra cuenta. Pero lo peor que hace 'Jigsaw: El juego continúa' es encumbrar la endiosada figura de John Kramer (y sus seguidores). El último plano antes de los créditos parece sacado de una película de superhéroes. Una en la que el justiciero disfruta ejerciendo violencia ante un espectador que no se plantea las complejidades morales de lo que está presenciando.

Nota: 3

Lo mejor: Un giro de guion hacia el final, lo único mínimamente sorprendente

Lo peor: Que haya adolescentes en todo el mundo admirando a un psicópata y no le demos importancia