Y con Verne hemos topado

Brendan Fraser intenta de nuevo su papelito de aventurero gracioso, pero hay un problema: a tocado un libro de Julio Verne, joya de la literatura universal, y eso a no ser que se intente algo bueno, es muy peligroso. Creada especilamente para el lucimiento de las salas en 3-D (muy escasas en España, y muy abundante en EEUU), abusa de planos típicos de seres de tv, y del ordenador a mansalva. A parte, el argumento no tiene que ver mucho con el original, y tan sólo se toma como escusa. Si se quiere ver un buena versión de la novela, ahí está la de 1957 con James Mason, que hecha con menos medios, consigue unos resultados muy superiores.