Suspense del bueno

Fui a ver 'La invitación' sin saber absolutamente nada de ella. Y creo que es como todo el mundo debería verla. Entrando en la cena de amigos durante la que transcurre la acción, como si fuéramos un invitado más que va viendo cómo la velada se vuelve cada vez más rara e incómoda.

La directora, Karyn Kusama, maneja la tensión con maestría. La película atrapa, desconcierta, y los diálogos cuentan la historia y van desvelando el pasado y los secretos a muy buen ritmo. La atmósfera de tensión también está muy conseguida, y los planos aprovechan muy bien el espacio de la casa para crear angustia.

Lo malo es que, a pesar de la buena ambientación, la historia resulta demasiado predecible, demasiado de manual, lo que hace que pierda fuerza en su tramo final. Una pena, porque podríamos estar hablando de una futura película de culto si se hubieran molestado en darle algo más de coherencia al guion.