Desaprovechadísima

Jason Statham contra un tiburón prehistórico gigante. Vendida. La premisa de 'Megalodón' es tan loca como apetecible y coherente dentro de la carrera de la popular estrella de acción. En la tradición que instauró Steven Spielberg en los 70 con su revolucionario blockbuster 'Tiburón', las salas de cine se convierten en las temidas aguas del mar bajo el que se esconde una amenaza que provocará que los espectadores bañistas se lo piensen dos veces antes de nadar donde no haces pie.

'Megalodón' lo tenía todo para ser mi nuevo placer (no tan) culpable favorito, pero ha acabado siendo una de las mayores decepciones de la temporada. ¿El problema? Una motivación excesivamente mercantil a la hora de hacerla y una falta de riesgo absoluta. En primer lugar, la película parece hecha por ejecutivos de marketing, orientada especialmente al público chino, actualmente el mercado cinematográfico más grande del mundo junto a Hollywood, lo que hace que su creatividad esté únicamente impulsada por los estudios de mercado.

En segundo lugar, y en relación al punto anterior, 'Megalodón' tiene la calificación por edades PG-13, lo que la convierte en una película muy light y prudente para lo que estábamos esperando de un producto de sus características. Sí, hay acción pasada de rosca y momentos memorables, como el enfrentamiento final de Statham con el megalodón, pero no compensan la falta de riesgo y el aburrimiento de una trama convencional, cargada de tópicos y alargada de más. 'Megalodón' se vendía como algo explosivo y divertido, y ha acabado siendo la típica cinta de monstruos y catástrofes, solo que más insulsa.