Dulce y con clase.

Grandísima dirección de Róman Polansky y buenísima interpretación del protagonista Ewan Mcgregor.

Es una de esas películas de intriga que demuestran que no hace falta mantener al espectador angustiado para captar su interés. Todo transcurre con mucha tranquilidad apaciguamiento como cuando uno saborea un buen bocado, sin prisas para disfrutar de todo el sabor. Todo ello gracias a una dirección magistral , dulce y con clase.

Una película ideal para tomar en una tarde de domingo lluviosa y fría, arropado con la manta en el sofá y disfrutando de la tranquilidad que da ver una buena película con una banda sonora que le va que ni pintada.