ADICTO

Reid Ewing de 'Modern Family' confiesa su adicción a la cirugía plástica

El joven actor se sometió a varias operaciones para arreglar su rostro, la primera de ellas a los 19 años.

Por Diego Pla Portell 20 de Noviembre 2015 | 16:46

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El actor Reid Ewing, Dylan en la serie televisiva 'Modern Family', ha publicado un artículo en el Huffingtonpost en el que confiesa haberse sometido a operaciones de cirugía plástica en varias ocasiones. Argumenta que el motivo fue que sufría Trastorno dismórfico corporal (TDC o dismorfia), una enfermedad mental consistente en la obsesión que una persona tiene sobre su propio aspecto físico.

Reid Ewing antes y después de la cirugía plástica

Ewing afirma que cuando llegó a Los Ángeles para convertirse en actor pasaba horas y horas en su apartamento, haciéndose fotos a sí mismo, desde todos los ángulos, y después las analizaba. ¿Qué veía en ellas? Que su aspecto era horrible. "Nadie debería permitir ser así de feo", pensaba. "Es inaceptable". Después de pasar dos años con esta impresión en mente, decidió someterse a su primera operación de cirugía.

Corría el año 2008, Ewing contaba con 19 años y se sometió a la comúnmente conocida operación de "implante de pómulos". Aquel primer tropiezo con la cirugía estética resultó nefasto. Cuando la hinchazón se redujo, el joven comprobó que su nueva cara no era lo que esperaba: tenía las mejillas hundidas y parecía enfermo, "un cadáver", según él mismo confiesa.

Del remedio a la enfermedad

Ewing no da el nombre de los doctores que lo trataron, pero sí remarca la incompetencia y temeridad de la mayoría de ellos. Porque después de la primera operación hubo otra (de mentón), con un doctor distinto, "aún más incompetente que el primero". En el transcurso de los dos años siguientes, el actor se sometió a varias operaciones más, con otros dos médicos. Una cirugía reparaba (o pretendía hacerlo) lo estropeado por la anterior, en un bucle enfermizo.

En 2012, ya con su carrera interpretativa avanzada, Ewing explotó. "Todo el aislamiento, el secretismo, la depresión y el odio hacia mí mismo se convirtieron en demasiado difíciles de soportar. Juré que nunca más me sometería a la cirugía estética de nuevo, a pesar de que todavía estaba profundamente inseguro acerca de mi apariencia. Tardé cerca de seis meses antes de estar cómodo cuando la gente me miraba". El actor espera que su confesión sirva para remediar que otras personas sucumban a ese infierno que él padeció, bajo el influjo de la tiranía de la imagen.

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