CRÍTICA

Homenaje a 'Mad Men': La injusta perdedora de los premios Emmy 2015

Los Emmy no reconocen a una de la mejores series de la historia de la televisión. 'Mad Men' tenía que ser la protagonista de estos premios en su temporada final, pero no lo ha logrado.

Por María del Mar Grandío Pérez 21 de Septiembre 2015 | 11:03

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Los edición 67 de los premios Emmy no ha reconocido, como se merece, a una de la mejores series de la historia de la televisión. 'Mad Men' tenía que ser la protagonista de estos premios en su temporada final, pero no lo ha logrado. Una serie minoritaria y con sabor a whisky a la que hoy rendimos el merecido homenaje que no le han ofrecido estos premios donde, únicamente, han premiado a su protagonista, el actor Jon Hamm.

 'Mad Men'

No es publicidad, es nostalgia

'Mad Men' no es una serie sobre publicidad ni sobre publicistas. Es una ficción sobre el fracaso y la dificultad de escapar de él, sobre la nostalgia por un tiempo perdido que parece imposible de recuperar. Tampoco es una serie sobre hombres, por mucho que su traducción literal sea "hombres locos", aquí tenemos algunos de los personajes femeninos más potentes de los últimos tiempos en la ficción norteamericana. Trata sobre la vida profesional y personal de los trabajadores de una de las más prestigiosas agencias de publicidad de Nueva York en los años 60. Sobre todo, de uno de sus ejecutivos más talentosos: Don Draper. Sin embargo, la publicidad no es más que la excusa (eso sí, perfecta) para re-escribir un discurso sobre las relaciones personales y de trabajo, al mismo tiempo que nos muestra a unos personajes heridos en su aparente brillantez y éxito. Desolados y solitarios en su aparente triunfo. La nostalgia es el verdadero tema de la serie.

El humo que no cegó nuestros ojos

La serie se estrenó en 2007 en la AMC con el aval de Mattew Weimer, guionista y productor ejecutivo de 'Los Soprano', y se marchó este año tras siete temporadas en antena dejando un rastro de melancolía y agradecimiento a su paso entre sus acérrimos seguidores. "Smoke gets in your eyes" es probablemente uno de los mejores episodios pilotos de la historia de la televisión. En este episodio se nos presenta a su personaje principal, Don Draper, en una primera escena fumando en un bar intentado buscar inspiración para sus ideas creativas. Es una persona brillante, además de seductora y enigmática. Pronto el espectador verá su incredulidad hacia la vida y el amor. "Lo que llamas amor fue inventado por tipos como yo para vender medias", o "uno nace solo y muere solo. En medio hay muchas normas que nos hacen olvidarlo, pero yo no olvido", son sólo algunas perlas de este arranque de la primera temporada.

 'Mad Men'

'Mad Men' fue un caramelo envenenado para su audiencia: tras su fascinante envoltorio de martinis y grandes marcas como Lucky Strike o Coca Cola, se recrea trágicamente en las miserias y penurias de unos personajes a la deriva. Que naufragan y buscan desesperadamente consuelo y ser queridos, aunque siempre tropiezan con la misma piedra. Una y otra vez. Solitarios. En ese sentido, 'Mad Men' ha jugado a las apariencias pero siempre ha sido tremendamente sincera. Retrata una sociedad en la que no importa tanto la verdad como el status. Aunque eso haga de sus personajes seres humanos que van consumiéndose prácticamente hasta final, muriendo poco a poco en sus 92 episodios. Muchos seguidores decidieron tomar ese caramelo y han sentido, casi en primera persona, ese emborrachamiento de una vida sin norte durante siete temporadas. Desde el primer episodio, los ojos consumidos de los personajes les han dejado ver su alma. "En 'Mad Men' ya las miradas y los gestos dicen más que las palabras de los personajes", decía un fan en Twitter dos semanas antes de terminar la serie para siempre. Y con el pasar de las temporadas, esa mirada a su alma se ha ido volviendo más sincera y profunda. Más desgarradora.

El club selecto de espectadores de 'Mad Men'

'Mad Men' no ha sido masiva porque nunca ha sido fácil de ver. Algunos se acercaron a sus primeros episodios y nunca más volvieron. Además, han sido recurrentes las críticas por ser lenta. Esa serie en la que no pasa nada y los personajes no hacen más que fumar, decían. Lo que espantó a algunos ha embelesado a otros ya que si esta serie sobre los locos hombres de Madison va a quedar en los anales de la historia de la televisión es por ser fiel a sí misma: a ese ritmo pausado, lleno de melancolía, de humo, de tristeza y que también retrata a sus protagonistas.

Digamos entonces que 'Mad Men' ha sido un producto para paladares refinados pero instaurada en la cultura popular. Podríamos definir al seguidor de 'Mad Men' como un club distinguido de la ficción seriada de calidad en el panorama seriéfilo contemporáneo. Y como en todas las historias, llegó el fin de 'Mad Men'. El fin de una Era con un broche de oro. La nostalgia de Don Draper y sus seguidores forman ya parte de la historia de la televisión. Solo nos queda decir: #GraciasMadMen

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