CRÍTICA

'Élite' lo tiene todo para convertirse en tu nueva obsesión

La Generación Z ya tiene su serie de instituto de culto gracias a Netflix. Te engancharás por el misterio que rodea a Las Encinas, te quedarás por los personajes. Y desearás más en cuanto acabe.

Por Jesús Agudo Más 25 de Septiembre 2018 | 09:05
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Cada generación de adolescentes españoles ha tenido un instituto televisivo al que acudían religiosamente y sin rechistar (a diferencia de sus verdaderos institutos). Los de los 90 tuvieron el Azcona. Los de los 2000, el Zurbarán. Y los adolescentes de 2018 tendrán Las Encinas. 'Élite', la nueva serie española para Netflix (segunda tras 'Las chicas del cable'), nos traslada a un exclusivísimo colegio privado marcado por la llegada de nuevos alumnos que tiene todos los ingredientes para convertirse en la próxima obsesión de la Generación Z (y de todo el que tenga alma de teenager).

Élite

La serie presenta a tres alumnos de un instituto de "barrio pobre" que, tras derrumbarse su centro, reciben una beca para estudiar en Las Encinas, un prestigioso colegio muy elitista del que salen "los líderes del mañana". A lo largo de los ocho capítulos veremos cómo esta introducción de "agentes externos" en un ambiente tan calculado como el de Las Encinas revoluciona las vidas de ricos y pobres, hasta el punto de acabar el curso en tragedia. Ese misterio se irá desvelando poco a poco a través de flashforwards en la sala de interrogatorios de la policía, y con el propio repaso de ese curso. Darío Madrona ('Los protegidos') y Carlos Montero ('Física o química') se apoyan en ese "¿qué pasó?" que nos mantiene en vilo durante toda la temporada para actualizar la típica serie de instituto y ofrecer un producto totalmente de su tiempo que plantea tramas casi (o más) interesantes que la propia investigación criminal.

Los adolescentes y sus ganas de probarlo todo, de descubrir, de experimentar, siempre parecen ir un paso por delante del resto del mundo, por eso es lógico que las series para ellos se atrevan con temáticas que no veríamos en otro lugar. Ese espíritu juvenil hace que 'Élite' consiga colar entre las tramas típicas de una serie de instituto (los triángulos amorosos, la competencia por ser el mejor en clase, etcétera) otras historias que suponen una novedad, y actualizar muchas de ellas. Así, la mayor parte de los personajes de la serie tratan con total naturalidad que uno de sus compañeros sea gay, pero introduciendo a un personaje musulmán y homosexual pueden explorar otros ámbitos dentro del rechazo que sigue sufriendo el colectivo LGTB. A lo largo de la temporada se toca el poliamor, el VIH, las drogas e incluso la corrupción política, entre muchos otros temas que, de haberse mostrado en algunas de las series que vinieron antes que 'Élite', o se pasaron por encima o tardaron muchísimo en llegar. Pero los jóvenes de 2018 no son los de 2008. Es realmente importante que una serie como 'Élite' muestre a una familia musulmana, para normalizarla (con todo lo bueno y todo lo malo) y mostrar a qué pueden enfrentarse a diario por los prejuicios personas como Nadia, el interesantísimo personaje de Mina El Hammani, tanto dentro como fuera del ambiente elitista de Las Encinas. O tratar el VIH con una perspectiva contemporánea, o mostrar la excesiva presión a la que a veces los padres someten a sus hijos, no dejándoles elegir sus propios caminos.

Élite

'Élite' opta por huir de un estilo excesivamente culebronesco, muy típico de este tipo de ficciones, para tomarse muy en serio a sí misma, aunque todos sean expertos en las mentiras, los secretos y el chantaje. Los giros de guion están muy pensados para generar tensión y conversación y no solo para revolucionar los pasillos, y pocos tienen aire de telenovela. Ninguno de ellos sale al tuntún, y su desarrollo es perfecto para que nada parezca forzado. La trama de toda la primera temporada avanza de forma natural y rara vez la serie flojea en ritmo (aunque la sensación de temporalidad sea un poco confusa).

Ni héroes ni villanos

Los personajes protagonistas también están muy bien pensados para jugar con los arquetipos de una serie de instituto, pero no caer excesivamente en ellos, y para evolucionar de forma orgánica. Los creadores han sabido formar un grupo de chicas y chicos cuya gama de grises es amplísima, lo que ayuda a generar empatía con todos ellos. No hay ninguno que podamos considerar el héroe, ni tampoco el villano, nadie roza para nada la perfección y, sobre todo, todos pueden ser el culpable en un momento dado. Todos ellos cometen errores, juegan sucio llegado el momento o tienen defectos, pero también saben hacer lo correcto o demostrar sus virtudes. Algo que se agradece en una serie en la que se podría haber caído fácilmente en convertir a los niños ricos en gente despreciable o a los pobres en los mártires. Guzmán (Miguel Bernadeau), por ejemplo, puede ser la persona más íntegra de Las Encinas aunque pueda parecer que está ahí para ser el malo de la película, o Lucrecia (Danna Paola) estar dibujada como una auténtica villana y ser capaz de conmover con solo una mirada. Christian (Miguel Herrán) puede parecer básico, pero la naturalidad con la que desarrolla su ambición por ser algo más que lo que le ha tocado en la vida lo hacen un personaje más atractivo de lo que puede parecer al principio. Y Nadia sabe jugar muy bien sus cartas porque sabe muy bien lo que quiere. Esa cantidad de capas hace que sean personajes de lo más interesantes e inesperados, de los que queremos saber más y más. Y, cuando nos demos cuenta, estaremos enganchados a sus vidas sin remedio.

Élite

Aunque 'Élite' sea mucho más seria de lo que uno podía pensar, hay conflictos de sobra para que no podamos dejar el siguiente episodio para mañana. En muchas cosas, aunque la atmósfera sea más parecida a 'Riverdale' o 'Cómo defender a un asesino', bebe mucho también de series como 'The O.C.' (Marina, el personaje de María Pedraza, recuerda mucho a Marissa Cooper, por ejemplo), mostrando el auto sabotaje que hacen a sus propias vidas unos niños ricos que lo han tenido todo desde que nacieron. Solo necesitaban "la excusa" de la gente nueva para bajar la guardia. Están tan bien forjados que con la mayoría de ellos sentimos la conexión, y no envidiamos en muchas ocasiones su situación privilegiada. Aunque muchos sean "problemas del primer mundo", por supuesto. Optar por dejar a los adultos en un papel muy secundario es también un acierto. Esta es una serie de adolescentes para adolescentes, y cada vez que ficciones como 'The O.C.' o 'Física o Química' involucraban a adultos en las tramas de los niños, es cuando la cosa empezaba a irse de madre. En esta primera temporada de 'Élite', al menos, los absolutos protagonistas son los chavales, lo que ayuda a que las temáticas y las tramas se mantengan todas dentro de un ámbito muy marcado y no irse por peteneras.

'Élite' está pensadísima para encantar a la generación teen actual. En sus ocho capítulos tenemos de sobra parejas a las que shippear, personajes de los que enamorarse, música que poner en bucle (tan pronto te ponen 'Forever Young' que C Tangana o Rosalía), casas por las que suspirar y ropa que anhelar. Que no tenga esa pasada de rosca de otras como 'Riverdale' no quita que contenga buenas dosis de sexo y desnudos, de conflicto, de amor, de adrenalina o de drama, aunque el tono de thriller reste tiempo a las historias coming-of-age en las que se centran otras series de este tipo como 'Merlí'. Y aunque a veces la trama criminal del personaje de Jaime Lorente se haga algo pesada (aunque es en gran medida el motor de muchos de los acontecimientos), y otras veces puedan acercarse peligrosamente al delirio con algunas relaciones o arcos argumentales, toda la primera temporada está hecha hasta el mínimo detalle para enganchar, y vaya si engancha.

Élite

'Élite' tiene el potencial para convertirse en un nuevo bombazo internacional para Netflix (la trama es muy universal y ya cuenta con caras "conocidas" fuera gracias a los tres actores que vienen de 'La casa de papel'), y para hacer a sus actores jóvenes los nuevos ídolos de una generación que por fin tiene una serie que les marcará como nos llegaron a marcar 'Compañeros' o 'Física o Química' a los que dejamos el instituto atrás. Madrona y Montero han sabido jugar con los tópicos pero enriqueciéndolos con personajes con muchas capas, marcar el ritmo jugando con el drama y el misterio y volver a romper barreras temáticas para que la serie sea actual y relevante. Una vez se cruza el umbral de Las Encinas no hay vuelta atrás: no pararás hasta terminarla. Y solo desearás que Netflix coja el mismo ritmo de rodaje que con 'Las chicas del cable' para que la segunda temporada llegue lo antes posible.

Nota: 8

Lo mejor: Que todos los protagonistas tengan tantas capas. Que introduzcan tramas actuales que puedan despertar debates entre los adolescentes. Que enganche de semejante manera.

Lo peor: Que la trama de la familia de Samuel (Itzan Escamilla) a veces lastre un poco el resto. Que no le des una oportunidad porque "solo es una serie de instituto" cuando lo es, pero es mucho más.

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