CRÍTICA

'Cruella': Duelo de divas con el corsé demasiado apretado

Emma Stone y Emma Thompson, tan maravillosas en 'Cruella' como en la vida, tienen que trabajar manteniendo el sello y la estructura narrativa característicos de Disney, algo que pasa factura.

Por Berta F. Del Castillo Más 26 de Mayo 2021 | 14:59
Creadora de contenido digital y periodista especializada en cine y series. Fan de 'Star Wars'.

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Recientemente dos jovenzuelos, generación Z, se grababan un vídeo reaccionando a 'In The Air Tonight'. Escuchaban por primera vez esa maravilla que marcase un antes y un después en la carrera de Phil Collins a principios de los 80. Lo que hace esa canción es que es otro rollo. En vez de mantener la estructura de estribillos pegadizos y momentos de fliparse regularmente a lo largo del tema, aquí Phil te pide aguantes ahí todo el rato. Así pasa, que los chiquitos de TwinsthenewTrend, se tiran los tres primeros minutos de la canción encantados con el rollo chill pero sin una emoción incontenible. El momento, en el que se escucha por primera vez ese cambio en el ritmo que marca la batería... la cara de ambos es impagable.

El vídeo se hizo viral por supuesto, un pico emotivo así es contagioso. Aquel giro de batería, uno de los más famosos, descrito como el más "melodramático" de la historia, es uno de los momentos más memorables del rock. Sin esa originalidad 'In The Air Tonight' sería una buena canción, de hecho lo es hasta que rompe... pero sin más. Pues eso le pasa a 'Cruella', la nueva propuesta en acción real de Disney, y le pasa por lo mismo de siempre: una estructura narrativa que la casa del ratón ha convertido en su sello, y que no deja que la película llegue a ningún extremo, limitando su rango en todos los sentidos.

 Emma Stone en 'Cruella'

Esto es algo a lo que, en cierta forma, nos hemos acostumbrado en el caso de las películas de dicha factoría. Todos estos nuevos cuentos, que si bien no arrancan con el libro abriéndose como sucedía con las cintas animadas, mantienen la característica voz en off de "bienvenidos seáis a esta historia de origen de *introduzca aquí el héroe/ villano de turno*", siguen manteniendo un mismo patrón y normalmente estos railes se aceptan y punto. Al final, los espectadores saben qué esperar cuando buscan este entretenimiento del universo princesas, pero... Cruella. Cruella, encarnada por Emma Stone, fashionista revolucionaria, punk-rockera, niña perdida en el vibrante Londres de los 70... Cruella con el freno de mano puesto. Es que duele especialmente. Y no por su "blanqueamiento". La transformación de Maléfica en un hada soft para la propuesta encabezada por Angelina Jolie, es algo que no se aleja demasiado de esta nueva Cruella a la que le falta ir con pancartas pro derechos de los animales en cada una de sus acciones reaccionarias, pero aquí no es esa la cuestión (aunque también).

Aquí lo que pasa es que todo es perfecto y la melena en blanco y negro de Cruella aparece en modo recién salida de la pelu o con bien de "especial rizos sedosos"... Cruella, insisto. Cruella que en '101 Dálmatas' tenía varios momentos de loca absolutamente desquiciada, algo que Glenn Close agarró y se lo llevó a casa como solo ella puede. Aquí Stone... pues nada de llegar "tan lejos". Aquí no hay pelos de punta, una característica que comparte el punk rock y la Cruella animada, más bien Stone es... la versión pasarela de una villana a la que efectivamente el instante temporal y el movimiento en el que se enmarca su lucha le vienen como anillo al dedo, pero si se abrazan.

 La escena londinense punk rock de los 70 y la Cruella de Glenn Close

Por otro lado, todo el trasfondo que le dan al personaje, ese tira y afloja entre sus identidades, el trauma que la empuja a buscar venganza... Todo eso está muy bien. ¿El terreno sobre el que se construyen el resto de personajes? También. Pero desarrollar conceptos interesantes con el corsé bien apretadito todo el rato, sin dejar que la cosa se vaya de madre, al final provoca que la pereza se termine filtrando a esas 2h y 14 minutos de duración que tampoco ayudan nada... cierto es. Pero, también es cierto que para ser Disney, como bien ha afirmado la propia Stone, la película es "oscura", y que el trabajo realizado por la ganadora de dos Oscars, Jenny Beavan, con el vestuario, es absolutamente impresionante.

La cosa está en que, considerando el cóctel de creatividad, rabia y problemas de contención que caracteriza a la protagonista, quizá "perfecto" no es un adjetivo que debiese acompañar a cada uno de los modelos, a pesar de lo cual dichos vestidos se las arreglan para mostrar quién es Cruella, su ansia de más, su genio, su fuego. Definitivamente, como comenté en el artículo en el que desgranamos más en profundidad este apartado de la película, todo se plantea muy en la impoluta línea estética de aquella 'Cenicienta' insulsa de contenido y arrebatadora de continente.

 La Cruella de la versión animada de '101 Dálmatas'

En contraposición a esa fuente inagotable de pasión a través de la que Cruella irrumpe en el mundo de la moda, tenemos a la Baronesa de Thompson, un personaje que invita a caer en la tentación de recordar a la jefa tóxica por excelencia que se ha hecho con el trono de las tiranas de oficina en el imaginario colectivo cinéfilo: Miranda Priestly.

Aquella exigente editora jefe de la revista de moda que adorase a un diablo que viste a la moda, supuso la enésima nominación al Oscar para Meryl Streep, actriz que lograba un hito si tenemos en cuenta que su plataforma era una comedia que gran parte de la crítica dejo en un "meh". El trabajo sublime de Streep en aquella película viene a la mente cuando vemos a Thompson, no solo por la similitud de sus personajes, sino porque el talento de ambas intérpretes es igual de incuestionable. Ahora bien, la Baronesa no es Miranda, ni se le acerca.

Es más, para que el personaje de Thompson le pisase remotamente los talones a aquella maravilla encarnada por Streep, necesitaríamos un toque de humanidad que en la Baronesa ni esta ni se le espera. Y es que ahora que Cruella es buena, tiene que haber una maldada y en este caso una que se queda en caricatura de la impunidad del poder al perfilarse abrazando completamente el negro.

 Emma Thompson en 'Cruella' y Meryl Streep en 'El diablo viste de Prada'

Blanco y negro, muy Disney, muy Cruella y tremendamente mediocre para un villano a estas alturas (algo inesperado del coguionista Tony McNamara, que viene de hacer 'La favorita'). Su motivación se perfila, pero no se muestra, no se siente. Miranda se permitía una escena de derrumbe total, momento clave que elevaba a aquel personaje hasta el punto de de llamar la atención de la Academia. La Baronesa tuerce un poquito el morro, pero no pierde los papeles, todo con la excusa de que tiene una nula conexión emocional con su entorno... algo que puede parecer perfecto para su papel de mala malísima, pero que termina alejándola demasiado del espectador.

En cuanto a los secundarios no hay nada demasiado destacable, salvo cierta excepción. En Horace (Paul Walter Hauser) hay una potencialidad maravillosa para la comedia física que no acaba de cuajar, y en Jasper (Joel Fry) un ancla psicológica y emocional para Cruella a la que se le da muy poca cancha. Por su parte Anita Darling (Kirby Howell-Baptiste) y Roger (Kayvan Novak) cumplen su único cometido: hacer de enlace con el universo dálmata y dejar una escena post-créditos cuquísima que "emocionó a Spielberg", no, lo mismo no tanto, pero que va a encantar a los seguidores de Disney, eso seguro. ¿El diamante en bruto? John McCrea en la piel de Artie, un hombre que regenta una tienda de modelitos de segunda mano y para el que el mayor insulto sería que le llamasen "normal". La verdad es que este personaje se acerca más a cómo respiraba verdaderamente Londres en su época punk rock que ninguna otra cosa de este film.

 Paul Walter Hauser, Emma Stone y Joel Fry en 'Cruella'

Harley mola más

Además de la inevitable comparación Baronesa/ Miranda y de recordar al hada malherida de Jolie, 'Cruella' invita a echar de menos 'Aves de Presa'. Esta película de DC, de lo ultimito pre pandemia, también es una historia de origen encabezada por un personaje femenino de brújula moral curiosa que, si bien no entusiasmó tremendamente a la crítica, jugaba con los saltos temporales y una estructura no tan manida para un film presentación de héroe/ villano... Pero lo que más conecta a ambas propuestas es ese extremo que las dos necesitan y una tiene mientras que a la otra le falta, y la banda sonora.

La banda sonora al final ha terminado siendo muy importante para 'Cruella', no hasta el punto de convertirse en un personaje más como sucede en el caso del vestuario, pero si lo suficiente como para que su director Craig Gillespie decidiese plantear muchos momentos con la música de por medio.

 Margot Robbie en 'Aves de Presa'

Él mismo ha declarado que diseñó la película "sabiendo dónde iba a tener momentos con música" y planteando escenas que "diesen espacio" a este elemento, añadiendo que en alguna ocasión puso las canciones mientras estaban rodando. "'These Boots Are Made for Walkin' de Nancy Sinatra fue un poco espontánea porque tras cuatro tomas pensé en que Estella saliese bailando y tarareando". Junto a dichas Boots, tenemos canciones como 'Feeling Good' de Nina Simone, 'Come Together' de Ike & Tina Turner o 'On way or another' Blondie, temas archiconocidos que de nuevo subrayan por qué hay cosas que con Cruella... no.

¿'Come Together' para Cruella? ¿Esa canción que nos grabase a fuego un anuncio de telefonía móvil? Cada uno de los temas merece aplauso por sí mismo, y encaja en el cajón "punk rock de los 70", pero no aporta a que esta cinta se presente como un producto compacto, algo que hacía muy pero que muy bien la mencionada película de Warner protagonizada por Margot Robbie. Pasa que son melodías que nos sabemos de pe a pa, que son notables, pero que no acaban de fundirse con la personalidad de la villana. Es curioso porque esto es algo de lo que Disney parece ser consciente.

 'Cruella' con Emma Stone

Ahí está cierta escena clave que se construye en torno a un potente guitarreo eléctrico más en sintonía con el sonido que verdaderamente le pega a Cruella, y la promoción por la que ha apostado esta distribuidora en Italia. Los recientes ganadores del Festival de Eurovisión, Maneskin, versionan el único tema de la banda sonora que se pega un poquito más a la idea de que "el rock and roll nunca muere", en una promo que sí ha entendido los deberes.

Al final es que todo es una sensación generalizada de llevar a Cruella con correa, atada en corto, en una película que plantea un trasfondo muy interesante para esta villana, con esa espectacularidad visual que caracteriza a Disney y unos temazos muy top, pero que esto cambias a la fan de los abrigos de dálmata por cualquier otro personaje del estilo... Y cuela. Pensando en Stone como una llama que se acaba convirtiendo en la hoguera que fuese Close, mejor, pero eso no acaba de quitar esa sensación de... no salirse de los bordes. Como dice el propio personaje en el film, esta Cruella está "un poquito loca", pero eso, solo un poquito.

Nota: 7

Lo mejor: El más que impresionante vestuario y las Emmas.

Lo peor: Que vaya con el freno de mano puesto... Esas 2h y 14 minutos que dura.

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